Dos gotas de luz en el desierto
Dos gotas de luz en el desierto
Palestina, Israel,
despiérten sus corazones amodorrados, sacudan sus
mentes incontroladas.
Dejen que el sol de la paz ilumine sus almas.
Corten las cadenas de la agresión
y descubran que son las víctimas de su rencor.
¡Dos pueblos, dos gotas de luz en el desierto!
¡Dos pueblos, dos astros apagados guiados por el odio!
Israel, Palestina,
recojan la sangre que han sembrado
en el viento y vérsenlo en el cáliz precioso de la paz.
No dejen que la ira
apague aquel destello de luz
que todavía enciende sus corazones enfermos.
Palestina, Israel,
siembren luz, perdonen, destruyan el odio
que los consumen, con gestos de amor y de reconciliación.
Hermanos, rieguen los olivos sedientos de paz
y amor, que quieren crecer en sus desiertos.
¡Dos pueblos, dos gotas de luz en el desierto!
¡Dos pueblos, dos astros apagados guiados por el odio!
Israel, Palestina,
¡Enciendan sus astros y háganse guiar por el amor!
¡Purifíquen sus corazones contaminados!
Aquiten la tempestad de arena
en el desierto mental y su sufrimiento
se transmutará en un jardín
de luz y paz.
Sus frutos deformes
han traído sufrimiento y destrucción
sobre sus colinas de piedra y sedientas de amor.
El omnipotente no ha proyectado las fronteras.
El amor no tiene raza ni color.
El odio es el hilo directo que conduce a la autodestrucción.
Palestina, Israel,
enciendan su sol y calienten el corazón
fosilizado en el sufrimiento de sus hermanos.
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