QUERIDO HERMANO LUIS

Querido hermano Luis.
Es tan bella la tarde que salí a caminar el tiempo, a desempolvar el alma de este canto gris que me acompaña. Hay tantos niños corriendo por aquí, tanto verde, tanta luz.
Miro dos veces las mismas cosas, una para verlas, otra para sentirlas. Acomodo mis cansados huesos en un banco anaranjado, lleno de corazones traspasados,acerado con nombres curiosos y promesas de amor eterno.
De pronto mis ojos son rescatados de su soledad por una paloma que por alas tiene flecos, patas de hilo lanero y una cola multicolor que dibuja arabescos en la bóveda celeste.
Esa tierna estampa me llevó hacia nuestra infancia, ¿recuerdas cuando en el descampado corríamos para hacerlo remontar? ¡Cuánta felicidad nos regaló la vida en esos instantes! Único premio a nuestra indigencia.
El tiempo pasó llevándonos en su cordel, con él atamos nuestros sueños y ambos comenzamos a distanciarnos bajo el mismo cielo. Siento aún el lejano abrazo cuando emprendiste el viaje de tus anhelos hacia el fin soñado.
De mis sueños, algunos se quedaron en mis manos como migajas de luciérnagas. Otros se marcharon a buscar su destino por sendas azules y cuando sopeso las migajas y el olvido,
siempre salgo con ganancias, jamás tendré las manos vacías. Ruego que le hayas permitido al amor quitarte y agregarte donde debía. Que al igual que yo, hayas aprendido a aceptar lo distinto, a confiar, a esperar el tiempo de las cosas y le pido a Dios que no hayas dejado de reír.
Si pudieras verme, ya no soy el mimbre que se arqueaba saltando la soga o equilibrandolas siestas en la rayuela. Aunque no sé por qué don inefable he soportado las más bravas envestidas cuando la vida me probó con todas sus fuerzas.
¿Será que tú también estás en este instante mirando el firmamento, que me estás recordando?. Tal vez la sangre reclama por un encuentro. Siento que se agita mi corazón y
retengo la lágrima que quiere liberarse de mí. Toda mi alma quiere remontar como una cometa y llamarte a toda voz.. .!!Luis, remonta tú también que quiero verte!!
Casi no recuerdo el timbre de tu voz. Un número telefónico resucita en mi memoria y decido llamarte ahora. Ahora, sí. Ahora que aprendí que el verdadero tiempo no es aquél que pasó, sino éste, del cual puedo renacer del canto gris y revivir nuestros lazos. ¡Es tan bella la tarde Luis, que hasta el amor reclama! Será por eso que nada le falta.

Beatriz Teresa Bustos