Exangüe laudable... (Neosurrealista)

De la sonrisa el rumor es blanca espina,
clavel y prisión de agujas humedecidas,
en la bienvenida inconstante del pañuelo.
¡Cuerpo de lanzas que aman!.

Al viento.
Que te dará árboles mutilados con senos,
con la lengua de bruma y voz de piedra, que está mano a mano,
con el hueso ignorante y pie a pie. Es sólo una garra.
Con una mirada de piedra  en la boca de flor agria.
Ya flota en la luz, en bancos, sillas y camastros.
Ya se entrega al desagradable dictado extraño,
hablando de cosas inconcretas, al puerco.

En la orilla de limón cadera y danza,
de los velos luna de incerteza,
felinas extensiones del pescado.
¡Selva amarillenta consanguínea!.

Inexcusablemente llegaba como neblina,
a desatar la enorme borrasca de risa cataléptica,
humilde refresco de la más mínima alma.
Si mi pico meneador no deviene flor de mayo.
Por  los ojos que persiguen su mirada,
y el rumor de los labios de arenas,
que les destroza la garganta en proceso,
de la sublimación contra sí mismos.

La costumbre ahoga la última consciencia,
y  las palabras alargan duro al silencio, un dolor.
Rubí macabro, una palabra, un gesto... ¡Clava!.
Que nadie ama, que nadie sabe, como acabar.

El fugo está siempre, calcinando, agazapado,
para saltar, desde adentro.  ¡Malévolo, ruin!.
Ávaro de ternura, donde todo fue dicho ya. ¡Pregona!.
Ahora el mismo miedo, teme y duda, romperse con la vida,
ya pueda estar de pronto, en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser menos de lo que creemos,
verdadero entre las manos, vacías, sin quejas, ni recuerdos,
del zapato que subleva y martiriza cualquier inocencia hoy.