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Aletea mis juicios
Es verdad que en todo tiempo
En todo juego de libertad que nos ahoga
Es verdad que en todo simulacro de certeza
Se mantienen algunos espacios por guardar

Mas vale la pena hablar
Cuando no se tiene que decir
Su barítono susurro de nada
Que se adorna en la retórica del verbo
Que se enmarca en la continua ejecución de mil historias
Se pinta más verde
Que si fuera ahora y siempre su regazo

Mas vale la pena estallar en mil respuestas
Las preguntas que no conducen al norte
Que no conducen al sosiego
Las preguntas que son de cal y mal ajeno
No alcanzan a perpetuar su aroma
Sobre las lidies incesantes de un después

Más vale cosechar huidas
Que revestir paisajes
Sus agotados sonidos de natura
Sus gastados cimientos de más vida
No suponen que debamos tributar
Ni una sola gota de lágrima
Anudada al recuerdo resguardado en su ser

Más vale pedir más que nunca un alboroto
Un escándalo de mil infiernos
Una llamada a la pesca
Donde los ríos revueltos
Se empecinen en dibujar en sus reflejos
La triste imagen que se empotra al porvenir

Más vale agotar nuestras sales y comer mañana
Deshidratar el cuerpo hasta que no queden ganas de andar

Hasta que no queden ganas de echar una mirada al horizonte
Y preguntar si esa figura
Es el remanso que alguna vez nos prometieron