ESE DOLOR IDO

Una figura humana, lenta y silenciosa,
se arrastraba pesadamente frente a mí.
Mujer de años vividos en algún tormento
ignoraba su entorno y nada urgía en ella.

Yo, mudo guardé palabras tal vez vanas.
Quise de ver su rostro y en él algo de vida
o algún vestigio de esperanza que no fuera
esa actitud de mortal desesperanza.

La vi tiempo después de aquel encuentro
y su paso de lenta ola muriendo en las arenas
contrastaba con un semblante vital y con deseos,
sin trazas de lágrimas y en ausencia de dolores .

Y entre brisas sus ojos dejaban resquicios
por donde podían vislumbrarse brillos
de un amor vivido cuando pareciera que ella
ya no lo esperaba… y pude ver su frente en alto.

Quién puede atreverse a entender
la diferencia entre el ser y el haber sido
si no ha sido albergue de hondo abismo
que desafía toda resiliencia.

Y quién si no quien ha reconocido esos latidos,
donde comienzan los colores después del bruno
o se eleva en vuelo la crisálida que en luz vislumbra
la magnificencia de la mariposa.

De mi libro “De mis poemas guardados”. 2016