EL FUEGO

El Fuego

Este Fuego está vivo,
sus lenguas recorren
mi cuerpo por dentro.
Este Fuego me abrasa la piel,
me embarga en pensamientos
cálidos, fogosos, pasionales,
irreverentes y radicales,
vehementes e irracionales…
Este Fuego está vivo,
suspira y transpira en su memoria.
Este Fuego está vivo,
extraña su cuerpo,
su ser todo,
lamenta su ausencia.
Este Fuego no se apaga,
por más que intento
extinguirlo;
y, cuando parece muerto,
siempre una brasa
queda y se aviva
con su recuerdo.
Este Fuego me arrastra
y se desata
en nuevos brotes,
expandiendo su fuerza
hasta donde se pierde
mi mirada.
Este Fuego está vivo,
palpita y grita;
es temible,
es un tornado de luz y rebeldía,
se posesiona de mi ser fungible.
Este Fuego no se calla,
lo busca,
porfiado,
descreído,
rebelde
y furioso.
Este Fuego es salvaje,
iracundo,
feroz…
Me provoca
y me desafía.
Saca chispas de coraje;
es temerario,
tenaz
y dominante.
Este Fuego me asfixia y me calcina;
emerge como un huracán
incontenible desde adentro;
como un volcán
poderoso y expansivo
se apodera de todo.
Este Fuego es indómito,
resistente
y voraz
y sólo puede apagarlo
aquel que lo inició.
Este Fuego está vivo,
suspira
chisporrotea,
se agita
y crece;
me recorre como un bólido por dentro,
me mantiene en vilo
y alerta
buscando,
acechando,
ansiando.
Este Fuego no me deja dormir
ni estar serena o alegre…
Este Fuego me quema,
se exhala por mi aliento,
surge por mis manos
y lo reflejan mis ojos.
Abarca, se expande
y consume
todo mi tiempo.
Este Fuego raudo y continuo
tiene hambre y avaricia,
anhela y desea
más combustible,
más comburente.
más oxígeno,
más esperanza y alegría.
Este Fuego quiere más vida…
Este Fuego me consume,
me despierta y me aviva…
Este Fuego me lleva
a la ruina,
quiebra mi voluntad,
flaquea mi decisión,
enmudece mis razones,
entorpece mis decisiones,
quebranta mi firmeza,
doblega mi fortaleza
avasalla mis reclamos,
arrasa mi intelecto,
incendia mi pensamiento,
quema mi libertad
y marca mi destino.
Este Fuego está vivo…
Se escapa por mi mirada
y busca nuevo alimento.
Este Fuego es eterno.
No me deja en paz;
vuelve a él
y a su mirada…
Este Fuego me obliga
a repensar,
a replantear,
a reconsiderar,
provocando una reingeniería
todos los días.
Este Fuego me funde
y me confunde.
Este Fuego me puede
y me gana.
No retrocede,
no escarmienta,
no cede terreno
ni recapacita.
Este Fuego me pierde
en sus llamas.
Me impulsa,
me lleva,
me atrapa,
me vapulea
y se desata
incinerándome
en sus flamas.
Este Fuego está vivo…
Grabó en mi alma
con tiranía su imagen
y esculpió su rostro
para siempre en mi mente.
No puedo arrancarlo de allí
sin perder también la vida.
Usó pirografía
para acuñar su ser
en mi memoria
y quedó indeleble
sin dejar espacio
para otro.
Este Fuego
puede apagarlo él
y sólo él puede borrarse
pasando voluntariamente
a su olvido…
Si lo resisto,
surge con más fuerza y con más brío.
Me sumerge en este mar de sensaciones
imborrables,
no erradicables.
Este Fuego me amarra,
me ata,
me envuelve
y me domina.
Flamea ígneo
constante e imperturbable.
Este Fuego es un sol
en mi interior;
desde allí
convierte mi libertad en ceniza,
carboniza
mi criterio
y mantiene mi corazón en ignición.
Este Fuego está vivo…

María Luisa Landman R.