EL MENDIGO I

Bebe de mi mano amigo
no tengo vaso que ofrecerte,
pero comparto contigo el agua
que emana bajo mis pies.
Ten amigo, coge este mendrugo de pan
quizás no sea de hoy,
pero te ayudará a saciar el hambre
y a engañar al dolor.

¿Tienes frío compañero?
ven, acércate a este fuego,
al menos calentaras las manos
y ya no me sentiré tan solo.

¿Qué buscas paisano?
A dónde podrás dormir,
no te preocupes por eso ahora
compartiremos los cartones,
así la noche pasará más cálida
mientras contemplamos el mundo crecer.

Porqué me miras extrañado
acaso ¿no mereces que te ayude?
A mí hubo un día, en el cual también me ayudaron,
así desperté de mi atónito
y abrí los sentidos a la vida,
al igual que comprendí, que todos somos iguales.

Duérmete camarada, descansa del camino
que mañana cuando despiertes quizás ya no estaré,
pero te sentirás aliviado
y habrás aprendido también a ayudar,
al desconocido que lo necesite
sin pedirle nada a cambio,
simplemente, le tenderas la mano
para echarle el mismo cable, que hoy te echaron a ti
cuando más lo necesitabas
cuando no tenias ganas de vivir.

Mañana, cuando mires al mundo
lo sentirás diferente,
notarás que algo ha cambiado
y que la vida, es regalar una sonrisa,
que para ti quizás no es nada
pero para otro, puede ser la fuerza de seguir.

Así será amigo mío
la solidaridad compartida,
el mundo crecerá en sentimientos
y no en vana palabrería,
caerán con los tiempos las caretas
de los nobles,
y brillaran de igual modo para todos
las estrellas.
 

Carmen Gutiérrez Tamayo (26/11/2009)