CAMUFLADA CANDIDEZ

Por la confianza del agua que suspira
creyendo en la bondad de los metales
pasando por el polvo de los ecos
en el corazón del hielo
un vacío lento vuela...

Para examinar el acero, y otros sentimientos, en busca
de los recuerdos, que pudieran tener los defectos que
se guardan en el futuro, de las fábricas textiles que a
las olas del mar destejen, de la vida bajo tierra, con las
plegarias del anfibio, que hace que los rayos luminosos
se refracten,  más rápidamente en la miopía del espejo...

Cuando
la
humanidad
termina
torciendo la consciencia
y sepultando el honor
en
las fragantes apariencias
como
cataratas
paralíticas
desgarrando
el
pasado
interminable enredadera
de la senda obscura de los ecos
construyendo cementerios
impregnados
del menosprecio
de la chispa enceguecedora
del hambre
insaciable
de las monedas
aniquilando
la moderación equitativa
del sentido
del olfato
que
reduce
la pupila congelada.

Por el peligro sorprendido del rayo
colgado de los meses anhelados
de la flama calcinada
en la distancia del silencio
hecho de sombras desparramadas...

Sin importar el clima, que convierte las ideas en carcajadas,
para darles el sentido de acuerdo a su forma de ver el mundo,
mientras a la libertad llevan esposada y engañada, por el
consejo de su abogado, rodeado de incendios intencionales,
que contienen hule espuma, para describir los recorridos de
sus ancestros, y conservar la cordura, en el traqueteo de los
remolcadores, cansados ya de hacer preguntas de lo que
ocurre, más que apasionarse por una respuesta verdadera,
o descubrir la fuerza original y eliminarla... ¡ Vaya sueño !.

En
medio
de los muslos
del invierno
y lo que viene
para
arruinar las esperanzas
la noche entera
rama rota
lienzo
de silencio sangrante
infestado
de
lamentos
y sonrisas elegantes
de la insensible indiferencia
que
perfora
la transparencia
indefensa
desnuda
acumulada
en las raíces
de las piedras... ¡ De la candidez impermeables !

Por la luz que duele al faro
negado después de haber sido mármol
en los zapatos que ladran
a las benditas balas, con plegarias,
descuartizadas, vistiendo al perfume del indulto inclemente...

Autor :  JOEL FORTUNATO REYES PEREZ