Amado eternamente

¡Querido hijo!
¡Feliz día!
Te adoramos.
Te queremos.
¿Cómo vives?
¿Cómo te va?
¿Cómo marchas?
¿Qué ocurre?
¿Qué vas hacer?
¿Qué nos pides
a tus padres?
¿Eres feliz?
¿Estas triste?
¿Tienes dudas?
¿Qué te sientes?
¿Qué nos quieres?
¿Cuánto sufres?
¿Te comprendes?
¿Tú nos amas?
¿Ayudamos?

Nosotros sí te queremos,
te necesitamos siempre,
tus besos y tus abrazos,
amado hijo eternamente.
Podemos seguir haciendo
innumerables preguntas,
lejos hasta el infinito,
con la esperanza que un día
no lejano nos contestes,
sin dolor y sin reproches,
dialogues, te comuniques
con sinceridad, sensatez,
amor, cariño, de frente.
Seas el ser humano fiel,
noble, leal y sincero,
honrar lo que hemos luchado,
que vivas feliz tus días,
en armonía, en familia.
Eternamente recuerda,
te queremos hijo, siempre.

Amado hijo,
nunca olvides
que nos tienes,
si deseas,
si lo quieres
estaremos
a tu lado
en lo bueno
y en lo malo,
ayudarte,
auxiliarte,
darte suerte
sin medida,
ampararte,
protegerte,
defenderte,
para siempre
el quererte
el amarte,
adorarte.

Autoría: María Cruz Pérez Moreno