Idas al monte del recuerdo

Incertidumbre
en mi camino de elección.
El cielo es testigo
que contigo, en ti y sin ti
mi vida es un torbellino
de deseos no olvidados.
Los años pasados no importan
porque en el ayer quedaron,
interesa el estar, el deleite,
caminar de la mano alegres,
extasiados, emocionados.
Existe la penumbra
en el cuerpo y en el alma,
no hay regreso,
no obtengo la señal
de tu vuelta a mi vida solitaria.

En el camino una luz,
es el lucero de la noche,
que te espero y reclamo,
que eres mi cobijo anhelado.
Desazón en el devenir
de amapolas silvestres,
rojo intenso como la sangre
arterial que agotaste,
que perdí en tu busqueda
por páramos intransitables,
sin amigos ni enemigos,
sola en triste soledad
de caminos empedrados,
viejos, de romanos.

Sangre oxigenada
en idas al monte del recuerdo,
allí donde hubo pasión
y fuego de enamorados.
Fin de la cita sin citar,
con adioses sin nombrar,
queda rey el silencio ambarino,
el tuyo y mi odioso destino.
Sin ti los años agotan mis fuerzas
en la espera de tu vuelta
que nunca llega.
No hay palabras.
No quedan esperanzas.
No más ilusionada.
En el olvidar
está la dulce y fiel calma.

María Cruz Pérez Moreno - acnamalaS -
Derechos de autor reservados.
20/11/2015 Madrid. España.